Sábanas

Cargo sobre mí: un balde agujereado: no quiero que la felicidad moje el jardín. Y los vecinos trepan el tejado para contemplar el ahogo sin pagar entrada. Nunca cambiaré la sonrisa por una tostadora. El precio de este vacío lo dejo en manos de tu billetera. Prefiero los calzoncillos pasados de siglo; las uñas lastimadas de tanto atacar las paredes.

Compré un encendedor: planeo quemarme los cabellos de la penuria. Mientras, desinflo la bicicleta para dar un paseo por el supermercado de tus ilusiones truncas. La carne se descompone: deberías desenfundar el orgullo, y acompañar con vino tinto el salado de tu cabeza enterrada. Y cenaríamos un plato de fantasías: quiero que la propina la dejes sobre mi almohada. Me gusta dormir vestido con los calcetines de una fugitiva...

Te aconsejo que confíes en el pasaje de avión que compraste: descreo de las vulvas inspiradoras. Volcaré petróleo sobre mi pecho hasta que la basura deje de enamorar a las moscas. Luego, me dejaré caer sobre un maizal florecido: necesito que el escozor olvide cuán malo soy para adivinar la lotería. Y jugaré, fuera del horario de protección al menor, a eludir el puñado de carcajadas que olvidaste en mi bolsillo.

Enamorada de tu propio calabozo: que las arrugas te recuerden el gemido que no fue; el café tibio en el pocillo que nunca rompí. Y mañana, quizás pierda la memoria y culmine por aplaudir, con lagañas en el vientre, la blusa que mejor disimula tus hombros manchados. Quizás me oculte en el placard para contemplar ése amanecer que olvidaste cerrar con llave.

Más tarde, desempolvaré el ajedrez de inseguridades que duerme entre mis cejas. Así, tiritando entre vapores, trataré de convivir con la llovizna. Quiero despertar sin tus iniciales en el paladar; contemplar aquello que dejaste a las mariposas como merienda. Después, ya podré elegir un nuevo color. Y el fuego, estoy seguro, volverá a iluminarme por dentro...

Comentarios

Anónimo dijo…
Amor, ¿te acordás cuando te dije que iba a inflar mi bici para irte a buscar? En aquel entonces no sabía que el aire era interminable...
Anónimo dijo…
¡qué lindo!
eso del ajedrez en las cejas, y yo que tengo tanta ceja, uf, se me tambalea la reina casi siempre.
abrazoos!

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