Pierre Castro
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Justicia literaria, lo que se dice.
Pierre Castro, mi otrora Hermano Plastilina, lanza al mundo su primer libro: Un Hombre Feo.
Nada más merecido para uno de los autores que, estoy seguro, con el correr de años y páginas dejará un surco profundo en la literatura de Perú.
Si andan por Lima este sábado 14 de agosto, dénse una vuelta por Miraflores. Les aseguro que no se van a arrepentir.
"Quizás pienses, lector, que este libro tiene que ver con un hombre que anda por la vida con una bolsa en la cabeza. No es tanto así, nunca aparece tal personaje. En estos doce cuentos reunidos en Un hombre feo, los que sí aparecen son: un colegial que quiere incendiar su colegio, un niño que busca en los choclos frescos un gusanito para tener de mascota, una chica que piensa seriamente en meterse dentro de la maleta de un africano para conocer nuevos continentes, hasta un tío que se pregunta por qué el viejo Yaga de los Thundercats solo aparecía unos segundos en cada episodio. ¿Qué tienen en común estos personajes con el hombre de la bolsa en la cabeza? Se podría decir que han dejado de mirar el mundo para mirarse a sí mismos, pero no en busca de redención, sino de aquel fin que solo una sarta de héroes delirantes puede buscar: alegrar a todos aquellos que saben que los libros de autoayuda no ayudan en nada." (Texto de contratapa)
Justicia literaria, lo que se dice.
Pierre Castro, mi otrora Hermano Plastilina, lanza al mundo su primer libro: Un Hombre Feo.
Nada más merecido para uno de los autores que, estoy seguro, con el correr de años y páginas dejará un surco profundo en la literatura de Perú.
Si andan por Lima este sábado 14 de agosto, dénse una vuelta por Miraflores. Les aseguro que no se van a arrepentir.
"Quizás pienses, lector, que este libro tiene que ver con un hombre que anda por la vida con una bolsa en la cabeza. No es tanto así, nunca aparece tal personaje. En estos doce cuentos reunidos en Un hombre feo, los que sí aparecen son: un colegial que quiere incendiar su colegio, un niño que busca en los choclos frescos un gusanito para tener de mascota, una chica que piensa seriamente en meterse dentro de la maleta de un africano para conocer nuevos continentes, hasta un tío que se pregunta por qué el viejo Yaga de los Thundercats solo aparecía unos segundos en cada episodio. ¿Qué tienen en común estos personajes con el hombre de la bolsa en la cabeza? Se podría decir que han dejado de mirar el mundo para mirarse a sí mismos, pero no en busca de redención, sino de aquel fin que solo una sarta de héroes delirantes puede buscar: alegrar a todos aquellos que saben que los libros de autoayuda no ayudan en nada." (Texto de contratapa)
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