Escama

El sapo que orina al niño dormido juega a los naipes con mi sonrisa mientras esconde su carta más comprometida. Entrecierra los párpados. Alarga la pupila. Saborea la lengua que es semen azucarado y promesa asesinada a orillas de las sábanas. Siempre sospeché que el egoísmo habla primero el idioma de las caricias. Para luego desangrarse mes a mes, como una arteria cercenada a golpes de futuro.

Necesito el puñal de óxido y un pozo para esconder las tripas inodoras. Afuera el viento es un mugido de ratas que enseñan a no gritar: ya tuve demasiado de dientes, cabellos y lágrimas con olor a abismo. Hoy elijo la gruta sanguínea; el pasadizo de cuerpos descarnados que conoce de memoria cada palabra y saluda con un llanto mis pasos de talones quebrados.
Otra vez, la cama de clavos. El aceite hirviendo para quitarme cada fantasía de las pestañas. Tu útero de tierra muerta al alcance de cualquier salvaje que se desnude en mi nombre. La roca más pesada es la que se bambolea entre tus pensamientos. Mentís no saberlo. Pero el granito seco, ajeno de lluvias y tallado a fuerza de enanos erróneos, se vuelve la vereda más oportuna para los que aman los escapes a tropiezos.
Humo y náusea. Las confesiones se aferran a los brazos y dibujan grietas de agua congelada. Hay alaridos que están hechos para sólo retumbar en el pulmón. Y el intercambio de silencios deja heridos y mutilados a cada costado del manantial. Quedan la garganta y un filo que, adolescente, jamás aprenderá a cortar de raíz. Apenas la muerte de las buenas intenciones. Lo demás son relámpagos que hipnotizan y espejismos que pueden pagarse con orgasmos y monedas ajenas.

Cae el desvelo entre hímenes disfrazados de nube invernal. El sapo orina, pero ya sin ganas. Turbado, confía en que el ácido mañana será más agrio. Y que nacerán verrugas. Brotarán escamas fétidas y cordones umbilicales repletos de hormigas hambrientas. En ese niño que duerme. Que jamás despierta.

Comentarios

Anónimo dijo…
Otra vez preguntándome cómo y de dónde salen en forma irrepetible, como jauría innumerable las metáforas/imágenes que salpican todos tus textos. Claro... otra vez me olvidé que lo tuyo es poesía. Porque es así como se escribe poesía. Creo. Ojalá pudiese decir que tengo la certeza.
De manera que, otra vez tengo que decirte: ¡Qué buena me pareció esta poesía, ché!
Besos
Vivi
Unknown dijo…
si Pato lo mismo q la piba de arriba pero no entendi un rabano me encandilo la poesia, la cadencia de la oracion el verso narrativo.
Gracias
Caro Egea dijo…
Hermoso texto, da gusto leerlo. Lo felicito.

Entradas más populares de este blog

Buenos Aires es como tu útero, mamá. Que sangra porque no tenés hijos

La zoonosis como posibilidad: gripe aviar en Yucatán

Comer veneno: el Estado argentino reconoce que frutas y verduras a la venta vienen con agroquímicos