La papa del negocio: el lazo entre la familia Macri y el privado que se beneficia, los funcionarios detrás de la empresa que patentó el nuevo transgénico argentino


Tecnoplant presentó TICAR, un tubérculo manipulado genéticamente para resistir virus. Científicos de la compañía hoy ocupan puestos clave en la Secretaría que promovió la aprobación del cultivo. Las pruebas de campo, en tierras de un primo hermano del Presidente. Detalles de un lanzamiento por conveniencia.

Por Patricio Eleisegui
En Twitter: @Eleisegui

A muy poco de cumplir la iniciativa dos décadas de idas y vueltas, la compañía que tomó las riendas sobre todo financieras del proyecto finalmente pudo hacerse con todas las aprobaciones y el lunes 10 de diciembre de 2018 se oficializó el lanzamiento comercial, por primera vez en la Argentina, de una variedad de papa modificada genéticamente para resistir a un determinado virus.

La variedad en cuestión, bautizada TICAR -sigla que reemplaza las palabras Tecnoplant, INGEBI, CONICET y Argentina-, fue dada a conocer en un evento de prensa del que tomaron parte ejecutivos de, justamente, Tecnoplant, la compañía que controlará la comercialización del transgénico, y representantes de las secretarias de Ciencia y Agroindustria de la Nación.

El producto en cuestión, que la firma controlada por Grupo Sidus comenzará a introducir en los mercados a partir de 2019, ostenta una manipulación que -sostienen sus promotores- le garantiza resistencia al virus PVY. Este último, argumentan los desarrolladores del transgénico, llega a generar pérdidas de hasta el 80% de los tubérculos lo cual obliga a los productores a invertir en nuevo material de siembra prácticamente todos los años.

TICAR, aseguró a quien aquí escribe Gustavo Napolitano, gerente de Tecnoplant, corta con eso y extiende el lapso de compra de papas para siembra a unos tres años. Pero, en tanto la comercialización del evento modificado en su ADN implicará el pago de una garantía extendida justamente por ese período, el productor no notará la diferencia y terminará abonando en concepto de "copyright"-y por uso propio- un acumulado que hoy paga de forma fraccionada cada vez que el cultivo se ve afectado por el PVY.

Por supuesto que en Tecnoplant no exponen ese detalle de forma inmediata. Entre las huestes de la compañía, la algarabía ganó en altura durante la semana de presentación de la papa manipulada a raíz del interés por la liberación comercial del evento que mostró el mismo Mauricio Macri. El Presidente se reunió con Napolitano apenas 48 horas después de oficializado el transgénico.

"El presidente Macri está muy interesado en las posibilidades que ofrece la nueva papa. Macri expuso que tiene un relacionamiento familiar con el negocio a partir de la sociedad que uno de sus primos viene encabezando en Mendoza", confió el ejecutivo. El comentario, esbozado como al pasar, le suma controversia a una iniciativa que, quedará expuesto con el correr de las líneas, desde su origen se encuentra manchada por la irregularidad.

El primo en cuestión es Fabio Calcaterra, hermano de Angelo -permanente beneficiado con proyectos de infraestructura promovidos por el macrismo y reciente imputado en la causa que investiga el pago de coimas en la obra pública- y socio de una de las compañías que controla la producción de papas congeladas a nivel global: la estadounidense Simplot.

En 2016, el empresario y la directiva de la firma norteamericana cerraron un acuerdo para cultivar el tubérculo en alrededor de 1.800 hectáreas distribuidas en el departamento mendocino de San Carlos.

La sociedad entre Calcaterra -con presencia comercial en el Valle de Uco desde hace algo más de una década- y Simplot en tierra cuyana lleva el nombre comercial de San Fili y el proyecto que promocionan ambos actores implicará, en un lapso de algo más de dos años, un desembolso total de 1.500 millones de pesos.

A la par de la siembra en San Carlos, el emprendimiento también contempla la instalación de un planta de procesamiento para el empaquetado de papas prefritas congeladas en Luján de Cuyo, siempre en Mendoza.

Dicha radicación cuenta con la venia de Omar de Marchi, jefe comunal de Luján de Cuyo y uno de los dirigentes macristas de mayor peso en la provincia. Según me indicaron fuentes locales, la intención inicial de Calcaterra y Simplot era levantar las instalaciones a corta distancia de los campos de papas, pero se encontraron con que San Carlos carecía del aprovisionamiento de gas pretendido para los galpones industriales.

A los ojos del Ejecutivo provincial, la apuesta de San Fili brilla tanto como el oro que más de una minera pretende rastrear en las entrañas del suelo cuyano.

"Se van a recibir 180.000 toneladas de papas y para ello se va a necesitar de la asociación con productores mendocinos. Aquí se fabricará el 50 por ciento de las papas fritas congeladas que se necesitan en la región Mercosur. Nos posicionaremos como el tercer sector de exportación luego del vino y de los jugos de frutas", declaró, exultante, Martín Kerchner, ministro de Economía, Infraestructura y Energía provincial en una recorrida de junio de este año por las instalaciones en desarrollo en Luján de Cuyo.

El emprendimiento del binomio Calcaterra-Simplot es uno de los grandes beneficiados del Bono Fiscal que el gobierno de Mendoza mantiene vigente desde hace dos años con el fin de incentivar inversiones y estimular la creación de puestos de trabajo en ese territorio.

En su primera etapa, el programa en cuestión entregó títulos por hasta 1.000 millones de pesos para que los privados afronten el pago de impuestos como Ingresos Brutos. Sólo por el proyecto de desarrollo de la planta de Luján de Cuyo Calcaterra-Simplot se alzó con un bono por 86 millones de pesos.

Transgénico conveniente
Más allá de las cifras que empresarios y políticos locales repiten una y otra vez, el proyecto que motorizan Calcaterra y Simplot ostenta otra particularidad: está basado en la expansión de la papa transgénica que el Gobierno de Mauricio Macri acaba de habilitar.

De hecho, esas mismas tierras que están siendo cultivadas en San Carlos han sido base de las últimas pruebas de campo de la modificación genética. "Estamos trabajando en Mendoza para producir pequeñas cantidades de semillas. Y hay una parte de las papas que se generaron que ya están sembradas", reconoció Napolitano, de Tecnoplant.

En la imagen, el área donde se está llevando a cabo el cultivo en San Carlos (clic para ver en grande):


Sembradíos de papas pertenecientes a San Fili, en más detalle:


Si bien la alianza con Simplot representa su mayor apuesta en el ramo hasta el momento, lo cierto es que el vínculo de Fabio Calcaterra con las papas viene de largo tiempo y la relación tiene su lado negro.

En 2017, al empresario en cuestión se le abrió una causa judicial por presunta estafa contra una compañía en la que el mismo Calcaterra había ejercido el rol de titular del directorio y gerente general.

El pariente de Mauricio Macri ocupó el puesto máximo en Alimentos Modernos SA, adquirida luego -a fines de los años 90- por la multinacional Farm Frites, esta última dedicada al procesamiento de papas a granel para la elaboración de congelados con destinos de exportación.

Siempre con Calcaterra al frente del directorio más allá del traspaso accionario, en agosto de 2012 el derrumbe de uno de los depósitos de Farm Frites en Munro, provincia de Buenos Aires, derivó en el faltante de algo más de 500 toneladas de productos.

Casi de forma automática, Farm Frites denunció al empresario por esa desaparición ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal de Instrucción N° 34. En 2014, la Justicia procesó a Fabio Calcaterra por ese faltante, además de exponer que el ejecutivo contrató -sobreprecios incluidos- para la limpieza y remoción de escombros a una compañía ajena a ese rubro.

La firma que llevó a cabo la tarea fue Arcillex SA, dedicada precisamente a la extracción y venta del insumo para la construcción. Juan Manuel Morsella y Eduardo Flores Maini, presidente y director de la empresa respectivamente, son dos ex ejecutivos de SOCMA (Sociedad Macri), el histórico holding de la familia del Presidente.


En abril de 2017, la Sala Séptima de la Cámara del Crimen expuso que no había pruebas suficientes para mantener procesado al empresario o, en todo caso, sobreseerlo, por lo que dictó la falta de mérito. Sin embargo, la Justicia también ordenó profundizar la investigación.

Hermano de Angelo, Fabio Calcaterra ganó visibilidad positiva en los medios con la compra, en diciembre de 2016, del Banco Interfinanzas. En la actualidad, ejerce la presidencia de dicha firma y controla alrededor del 40 por ciento de las acciones.

Angelo y Fabio dieron el primer paso en el ámbito de las papas en 1994 cuando, previo desembolso de 750.000 dólares, le compraron la mencionada Alimentos Modernos SA a Carmen Martínez Rivarola, viuda de Juan Manuel Bordeu y madre de Ivonne, la primera esposa de Mauricio Macri.

Verdulerías 2020
En Tecnoplant dan por descontado que los primeros tubérculos modificados genéticamente estarán disponibles para los productores en el transcurso de 2019. Prevén, además, que TICAR llegará a las verdulerías un año después.

"Esperamos tener producto para consumo fresco ya en 2020, aunque sea en pequeños volúmenes. Calculamos que justamente ya en 2020 esta papa estará en las verdulerías. Aunque la marca comercial es TICAR, el producto llegará a los puntos de venta sin ninguna etiqueta que lo diferencie de otras papas. La legislación argentino no obliga a diferenciar los eventos, por lo que quien compre no notará la diferencia", aseguró Napolitano.

El ejecutivo amplió el concepto añadiendo otros productos que, aseguró Napolitano, cuentan con transgénicos entre sus ingredientes y estos no aparecen declarados al público. "Toda la polenta está hecha con maíz transgénico y la cerveza tiene cepas de levaduras que también son transgénicas. No hay ninguna objeción a eso porque SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) garantiza la inocuidad del alimento", expresó.

La manipulación genética a través de técnicas de transgénesis acumula cuestionamientos alrededor del mundo por, entre otros ítems, la imposibilidad de la ciencia de certificar que el consumo a largo plazo de estos alimentos resulta totalmente seguro para los humanos. Se presume, por el contrario, que estos desarrollos de laboratorio pueden ser tóxicos, alergénicos e incluso menos ricos en términos nutricionales que sus homólogos naturales.

Al mismo tiempo, no está comprobado que los transgénicos incrementen realmente el rendimiento de los cultivos y sí existen certezas de que demandan una mayor utilización de pesticidas. En la Argentina, desde la introducción en 1996 de la primera soja resistente al herbicida glifosato hasta hoy, el uso de plaguicidas aumentó 1.000 por ciento, según datos de actores de la industria como CASAFE, una de las cámaras que nuclea a los fabricantes de agroquímicos en el país.

Por otra parte, abundan las investigaciones que prueban que los organismos genéticamente modificados acaban con las variedades silvestres del mismo cultivo, su uso en campo demanda tanta o más energía que la opción tradicional, y que el precio de las semillas transgénicas -y los insumos complementarios que estas requieren para funcionar- es tan elevado que el costo del modelo erradica del mapa económico a los productores de menor tamaño.

La producción de papas en la Argentina hoy se distribuye, en instancias de producción semi temprana, temprana, semi tardía y tardía, entre las provincias de Buenos Aires, Tucumán, Salta, Jujuy, Corrientes, Misiones, Santa Fe, Córdoba, Río Negro, Chubut y Mendoza. Dispuesto bajo un esquema de cultivo de régimen anual, el tubérculo ocupa cerca de 75.000 hectáreas.

Desde Tecnoplant precisaron que la intención comercial de TICAR es abastecer al mercado doméstico dado que son muy pocos los países que importan el producto fresco. "A excepción de Brasil o Uruguay, en volúmenes siempre pequeños, la venta al exterior de papas frescas es prácticamente inexistente", reconoció Napolitano. Se estima que el consumo de papas por persona, sólo en la Argentina, alcanza los 40 kilos al año.

Respecto de cómo será la venta de la papa transgénica, el entrevistado explicó que la tecnología "está patentada", por lo que "la comercialización se hará formal como una venta entre privados y se cobrará una regalía sobre la semilla o el tubérculo".

"Legalmente, nos paramos sobre el marco que hay para las patentes como herramienta para proteger la tecnología. No basamos nuestro sistema de venta en la ley de semillas actual. El precio para el productor no será muy diferente al que está hoy en el mercado. Deberá abonar un precio más una regalía extendida a tres años, para que pueda hacer uso propio de lo que acaba de comprar", explicó.

Napolitano remarcó que TICAR presenta un diseño específico para combatir al virus PVY y que, por el momento, carece de modificaciones para resistir a plaguicidas, condición típica de los transgénicos que se desarrollan en la Argentina. Reconoció, sí, que Tecnoplant investiga otras manipulaciones que podrían ser incorporadas a la papa. Una de ellas, la posibilidad de sumarle al ADN del vegetal una variación genética que le permita sostener el rendimiento en instancias de sequía.

"No es de nuestro interés hacer modificaciones para resistencia a herbicidas, por ejemplo. El uso de estos productos es bajo en el cultivo de papa, donde predomina la labranza física. Sí hay equipos técnicos viendo qué se puede hacer en cuanto al uso de fungicidas", destacó.
Acción del PVY:


Según documentos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la legislación vigente para la producción de papa en la Argentina habilita el uso de hasta 94 formulaciones diferentes de plaguicidas. Los fungicidas, con 47 principios activos, encabezan la nómina de los químicos permitidos. A esos le siguen los insecticidas -28 productos- y cierran los herbicidas -19-.

Entre los principios activos más nocivos que se utilizan en el cultivo del tubérculo se destaca el carbofuran, de aplicación habilitada por SENASA hasta octubre de 2019.

Dicho insecticida mató a Rocío Pared, una nena de 12 años que en septiembre de 2017 comió una mandarina inyectada con ese veneno en Mburucuyá, Corrientes. Además, en la misma situación, el pesticida contaminó a Damián, sobrino de Rocío de sólo 10 años. También conocido como furadan, fue empleado para exterminar a más de 30 cóndores en Malargüe, Mendoza, a principios de 2018.

También se aplica clorpirifos, un insecticida organofosforado que, lo estableció la Justicia de los Estados Unidos en agosto de 2018, provoca daño neurológico sobre todo en niños, motiva desde la pérdida de inteligencia hasta cambios en la conducta, e incluso a dosis bajas puede generar trastornos como el autismo.

En los campos donde se siembra papa, de acuerdo al INTA, se pulveriza además con los herbicidas glifosato y 2,4-D, ambos vinculados directamente con el aumento exponencial del cáncer en los países de economía agrícola, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Asimismo, también se usan formulaciones como las que siguen:

• Clorotalonil: fungicida, capaz de dañar piel y ojos si se lo aplica sin protección. Tóxico para peces y cualquier organismo acuático en general.
• Carbendazim: fungicida, muy cerca de prohibirse en Europa por su comprobado comportamiento de disruptor endocrino. Además, su ingrediente activo, la carbendazima, puede afectar la fertilidad masculina.
• Carbaril: insecticida. Potencialmente cancerígeno para los humanos. Acaba con crustáceos y abejas. En la actualidad, de uso prohibido en Gran Bretaña, Alemania, Suecia, Dinamarca y Austria, entre otros países. Un documento del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) publicado el 15 de octubre de 2013, y firmado por Mariela Curetti, ingeniera agrónoma de la Estación Experimental Agropecuaria Alto Valle, reconoce: "De utilizarse este raleador, no debe olvidarse que se trata de un insecticida que afecta a las abejas y puede generar residuos en la fruta, una limitante especialmente en variedades de cosecha temprana como Gala."
• Iprodione: fungicida. Desde 1996, de uso prohibido para la producción de frutas finas como la cereza en todo Estados Unidos. En un contexto de alta exposición, cancerígeno para los humanos.
• Tiabendazol: fungicida, muy tóxico para peces y organismos acuáticos en general.
• Thiacloprid: insecticida neonicotinoide desarrollado por Bayer. De uso vetado por el grueso de los países de la Unión Europea por atentar contra la supervivencia de las abejas.
• Tiametoxam: insecticida neonicotinoide. Restringido en Francia y Alemania por provocar lo mismo que el Thiacloprid.

Funcionarios de empresa
TICAR surge de un proyecto impulsado a fines de la década del 90 por el Instituto de Ingeniería Genética y Biología Experimental (INGEBI) -dependiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)-. A dicha iniciativa luego se sumó Tecnoplant hasta el final del desarrollo.

Un aspecto del proyecto que enciende el escándalo está en que esta manipulación de ADN surge a partir de la labor de los científicos Alejandro Mentaberry y Fernando Bravo Almonacid. Mentaberry ocupa hoy el cargo de coordinador del gabinete de la Secretaria de Ciencia que encabeza un ex Sidus: Lino Barañao.

La cartera mencionada fue una de las que más promovió la salida comercial de la papa transgénica, y en organismos de aprobación de transgénicos como la CONABIA abundan las voces que dan cuenta de la presencia de Mentaberry acompañando el proceso hasta el final. No faltan quienes señalan el conflicto de intereses dado el puesto clave en la función pública que hoy ocupa el científico.

"Mentaberry fue director de tesis de Bravo Almonacid y estuvo en el desarrollo inicial de TICAR. Lino Barañao trabajo en Sidus, en un proyecto de clonación de vacas que al final no llegó al mercado. Cuando esa idea estaba madura fue que ocurrió la división de la empresa -en diciembre de 2010 la familia Argüelles, dueña del grupo, separó bienes- y no se siguió adelante", reconoció Napolitano, de Tecnoplant.

La irrupción del transgénico tuvo un primer capítulo fallido en tiempos de Cristina Fernández de Kirchner al frente del Ejecutivo nacional. El 5 octubre de 2015, la entonces presidenta presentó el tubérculo manipulado en un acto celebrado en el predio de Tecnópolis. Lino Barañao, en ese momento Ministro de Ciencia y Tecnología, acompañó a la mandataria durante el anuncio.

A ese evento le siguió una actividad en la sede del INTA en Castelar que incluyó la preparación, por parte de los protagonistas del ciclo televisivo “Cocineros Argentinos”, de papas fritas hechas a partir del cultivo genéticamente modificado. Sendos conos cargados con el tubérculo recién cocinado fueron repartidos entre el público presente.


La ausencia de avales en términos de viabilidad económica retrasó la salida comercial del vegetal hasta este tramo de diciembre.

Para regocijo de la compañía dueña de la patente, los funcionarios que motorizaron científica y políticamente el lanzamiento final, y la familia presidencial, que arrancó con ventaja de cara al control de otro negocio que se anticipa multimillonario.




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Patricio Eleisegui
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