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Mostrando las entradas de mayo, 2009

Una especie de monstruo

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Algo de lo que, siempre dentro de los límites del automatismo psíquico, publico cada viernes en el colectivo Cadáver Exquisito que impulsan mi amigo Pierre Castro y otros escritores peruanos: Esto iba a ser a 4.800 metros de altura. Pero no lo fue. Ni lo es. Viene de más abajo; de una cordillera que no es la de los Andes, pero igual asombra por las lomadas que, como puntas de alambre de púas, asoman plateadas desde la misma piel. Como huesos astillados que un día decidieron romper la carne y se vieron sorprendidos por una nevada muda que los congeló para siempre. Viene de piernas que justo esta semana se quedaron sin aire debajo de la planta de los pies. Sin rocas al alcance de los brazos. Sin agujeros en los que descartar el semen hasta que el viento blanco pase y al alcance de las pupilas quede sólo el oro. El metal que, rascado con la uña, se hace espejo y te devuelve al esqueleto. Te pinta la cabeza de pelos. Te raya y cuadricula las mejillas con una barba capaz de apuñala

Más que nunca, bancando el talento interminable del "Gato" Gaudio...

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Sin moscas (Vuelven)

Siempre es igual. Repugnantemente igual. Me confundí con el pálido de los azulejos casi a la carrera. Cualquiera podría haber pensado que se trataba de un malón, o quizás de esa ansiada rebelión de proletarios que la izquierda, siempre más anticuada e insulsa que un argumento del asexuado Borges, aun hoy se encarga de gemir -con lastimosa dislexia- a los cuatro vientos. Lo concreto. Fue: atropellé a puñetazos la puerta de madera gris. Luego, friolento y sin peinarme, destrabé costuras y derruí prisiones de tela azul (blanca y roja) Qué decir... al instante, la preocupación era otra: flexionadas las rodillas, el problema fue encontrar, en medio metro a la redonda, al menos un envase de shampoo para leer. Aún cuando el producto se comercialice en arameo... Enseguida, inesperadamente esperado, un dolor complaciente incita la curiosidad. Mirar hacia abajo. Entre las piernas. Aspirar el vaho de lo que ya no existe; contemplar el humo transparente que, testigo de una muerte, se confunde con

Cadáver exquisito

Al escritor Pierre Castro (hermano plastilina) y su legión de amigos también escritores se les ocurrió una idea. Esta: Cadáver Exquisito . La sede física de la fosa se encuentra en Lima, Perú. Pero a los legionarios se les antojó que podía ser interesante contar con un esqueleto con carne que hable en argentino. Y me invitaron. Y ahí estamos: actualizando los viernes (a partir de éste, claro). Que nada los espante...

PJ Harvey, "A Place Called Home"

El Fibrón Negro

Desgarrar las cortinas... Y dispararle tres tiros al sol. Para hacer de Buenos Aires un terreno baldío que nos permita, otra vez, ponernos verdes. Como esas malezas que, vencida la lluvia, se burlan socarronamente de la basura circundante: juntos. Y no morir sino en la muerte de cada promesa hecha (y abusada). Y no olvidar -nunca, nunca, nunca- romper el último vaso de vidrio que nos sirvió, sin hielo, dos rondas completas del vino más agrio. 3 de febrero de 2006 Te veo desaparecer. Volverte ventanal sucio tras la puerta del ascensor. Y ya puedo preguntarme cuántas serán las nuevas malas noticias que hoy agusanarán esta alucinación de mañana. Media galletita. Sacudida de talco para pies. Y dejame decirte que, pese a tus manotazos de asaltada, a esta altura ya no importan ni tu depilación de entrepierna ni mi barba teñida de girasol carcomido por las hormigas. Ahora, en este promiscuo 01, 02, 03, de las 9 y cuarto de un martes sin huellas particulares aterrizo en el bo