Corrincho o el disfrute con los ojos cerrados

No. No es que me dormí. Simplemente es una pausa en la lectura de "Calfucurá" durante el último Corrincho.

Jornada de magia junto a mis hermanos de Fiestorros. Que dan felicidad. Contagian. Inspiran. Como las anotaciones que, hechas en la última hoja del texto que mantengo entre las manos, se pueden ver en la foto -imagen gentileza de Mica Hernández-.

El boceto de una nueva historia que nació ahí. En la misma lectura. Alimentada por la hermandad.

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